Amor es...
Muchas personas confunden el romanticismo y la adicción al
maltrato con amor.
Amor es: el sentimiento que se basa en el respeto, el
cariño, la confianza y la empatía. Se respetan las diferencias, lo conflictos
se trabajan y se solucionan. Se respeta la individualidad de cada uno. El amor
crece y se profundiza. “Conozco tus defectos y debilidades, y aun así te amo.
Te acepto tal cual eres. me aceptas tal cual soy y juntos crecemos".
Romanticismo: Es el
típico de la etapa de enamoramiento, y aunque es completamente normal, es un
amor fantasioso, donde se idealiza a la
otra persona y todo es color de rosa. Pero cuando esta etapa termina, algunas
parejas se separan y otras transforman su amor en algo más profundo.
Adicción al maltrato al cual se le mal llama amor: Se basa
en la desesperación. No es posible vivir sin la otra persona, a pesar de que
estar a su lado ya no es agradable. A pesar de las críticas y las faltas de
respeto, lo amas y no puedes abandonarlo, pues ¿qué sería de ti sin él?
El amor adictivo no entiende razones ni lógica. No escucha
consejos. A pesar de que te sientes muy mal, no dejas este amor, porque en
realidad no es amor, es una adicción. Una enfermedad y debe ser tratada como
tal.
Los agresores parecen tener una especie de radar para
identificar personas con problemas de adicción al maltrato emocional, igual que
un “dealer” de cocaína sabe quién es su cliente, así un perverso narcisista reconoce los patrones
de conducta de sus víctimas. He aquí el porqué de las recaídas de muchas
personas que salen de una relación conflictiva y vuelven a caer en otra.
Las víctimas de abuso deben entender que son responsables de
su propia sanación y hacer de esta una prioridad. Debe haber un cambio profundo
e interno para no volver a caer en las redes de un agresor.
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